Friday, April 9, 2010

El gitano y el inmigrante: Dos miradas sobre la vida en el barrio de Las Tres Mil Viviendas


Los dos tienen 18 años, y el español es su lengua nativa. Los dos viven en el Polígono Sur, y experimentan los apuros de la pobreza y la violencia del barrio. Los dos asisten al mismo instituto de enseñanza secundaria, el Ramón Carande. Pero, al mismo tiempo, Daniel González Garrido y Eduardo Rico Villada tienen historias y vidas muy distintas.

El Gitano

Daniel ha crecido y vivido toda su vida en el Polígono sur, más conocido como “Las Tres Mil” con sus padres, hermana y otros familiares. Como el 22 por ciento de la población del I.E.S. Ramón Carande, Daniel se identifica como gitano. Mientras conversa con alguien, no es raro verle dar unas palmadas y cantar flamenco en cualquier momento:

“Soy gitano, dile a mamá que me voy con los gitanos…”

El ritmo de sus palmadas, y su voz fuerte atraen la atención de los otros estudiantes de su clase. Para Daniel, el flamenco no es algo que se pueda aprender en una escuela, es parte de ser gitano. “Se lleva en la sangre” nos cuenta.

Más allá de esta pasión heredada, Daniel quiere ser electrónico algún día. Una opción por otra parte muy común para los estudiantes del Ramón Carande, según la psicóloga y orientadora académica del centro, Encarnación Quiroga.

“El 65 por ciento desemboca en los Ciclos Formativos de grado medio que se cursan en otros centros, en los denominados Programas de Cualificación Profesional Inicial, que los preparan para realizar profesiones de cualificación media, como mecánica, peluquería, hostelería, electrónica, fontanería, etc.”


Pero cuando se gradúe de algún programa de electrónica, Daniel está convencido de que va a encontrar obstáculos en su camino, como el paro o simplemente vivir en un barrio lleno de problemas cotidianos. Según datos reflejados en un artículo del periodista Marcos Herrera publicado en el periódico ABC Sevilla, el Polígono Sur “tiene un 43 por ciento de tasa de paro en las más de veinte mil personas estudiadas y un 57,6 por ciento de paro juvenil. El grupo más castigado por el desempleo es el de personas que tienen entre 20 y 40 años.”

Daniel habla de las razones que existen para que las cosas sean así en su comunidad, y le echa la culpa al gobierno. "Zapatero es un cabrón,” afirma. Cuando le preguntamos por qué, nos responde: "Es que no quiero una paguita, quiero un trabajo."

El Inmigrante

Con las cejas afeitadas a rayas y expresión muy seria, Eduardo Rico Villada, nos cuenta: “ soy colombiano, hace 8 meses llegué a Sevilla con mis padres. Ahora, vivimos en Las Tres Mil. “No somos respetados” cuenta. Eduardo pertenece al 8 por ciento de los estudiantes del Ramón Carande que proceden de otros países.

Lleva dos collares: una cruz de plata (regalo de su hermana) y dos balas, que dice que fueron disparadas (regalo de su hermano). Para Eduardo, llevarlos es una manera de recordar su pasado y al resto de su familia y amigos que todavía viven en Bogotá.

Los padres de Eduardo vinieron a Sevilla buscando trabajo, aunque según él, lo tienen "un día sí, un día no". Paradójicamente, ser inmigrante en el Polígono Sur es un estigma que se une al que ay de por sí te da el barrio. Según el ya citado artículo de Marcos Herrera, el Polígono Sur “ocupa el lugar décimo tercero de los veinticinco barrios más pobres [de Sevilla] con una renta per cápita de casi seis mil euros por habitante ocupado, muy lejos del primer lugar que ocupa el barrio Prado-Parque de María Luisa con una renta de más de 36.000 euros por habitante, que ocupa el cajón más alto en los veinticinco barrios más ricos.”

Eduardo conoce estos problemas, y también la pobreza. Le preguntamos sobre sus aspiraciones para el futuro y nos responde sin inmutarse apenas: "no tengo muchas opciones". Pero al mismo tiempo, cree que hay más tranquilidad aquí en Las Tres Mil que en Bogotá. “Hay más borrachos aquí, pero aún así es más tranquilo”, nos cuenta.

Daniel y Eduardo conocen la vida real en Las Tres Mil. Una vida dura y peligrosa en una comunidad abandonada por las autoridades y por la justicia. Hay “peleas y tiroteos casi todos los días, y nadie hace nada” según Eduardo. Daniel concluye:
"España me gusta mucho pero mi barrio no… no creo que la situación [en Las Tres Mil] vaya a cambiar."

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